Una isla en mi corazón

Cuando una decide dónde vivir tiene muchas opciones.
Pero cuando la mejor opción es vivir en una isla...
¡El mundo está lleno de ellas! Mi deseo como aventurera
es conocer las islas más bellas de cada continente.
Si te apetece, te llevo conmigo. Adéntrate en mis viajes.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Cuanto más lejos, mejor

Puestos a descubrir una isla, y con el dedo sobre el mapa, África ofrecía una buena opción: Isla Mauricio, en las aguas del océano Índico, vecina de Madagascar por el oeste y de las Seychelles por el Norte. Un trozo de paraíso en el medio del mar, con una superficie de 787 km2 y 1,288.000 habitantes. Un lugar tanto para relajarse en una tumbona en la playa como para hacer snorkel alrededor de su barrera de coral, para disfrutar de su gastronomía abundante en marisco y pescado fresco como para hacer una excursión a ver la belleza de la tierra de los Siete Colores de Chamarel o descubrir la multiculturalidad de sus gentes en su capital, Port Louis. Muy recomendable.

Lo que no recomiendo es que sean las agencias de viaje las que te lo den todo hecho, puesto que en este primer viaje fue una agencia la encargada del mismo, y no dejan opción a la libertad de movimiento. Por descontado, otro gran motivo a no optar más por una agencia, es el elevado coste que supone acogerse a sus paquetes vacacionales. Por lo tanto, una vez me ha bastado para aprender que los viajes pueden ser mucho mejores, más provechosos y más económicos, organizándolos uno mismo, y a eso me dedico con mucha entrega, entusiasmo y fervor.

Igualmente, id al apartado de Isla Mauricio para ver todo lo que dio de sí un viaje al Paraíso, y dejadme vuestros comentarios con vuestras impresiones.

Puesta de sol en Flic en Flac, playa ubicada en la costa oeste de Isla Mauricio, desde donde se pueden apreciar estos preciosos atardeceres.










Como la experiencia fue mejor de lo esperado, me decidí a cumplir mi sueño de adolescente: Japón, el mayor archipiélago de Asia. Un poquito más lejos, cada vez... Japón, tierra de contrastes, por un lado la modernidad de una gran urbe como Tokyo, impresiona sólo con poner un pie en ella, sus grandes rascacielos, la gente paseando, cada uno con sus historias, sin entorpecer tu paso, todo limpio y ordenado... por otro lado el respeto por las tradiciones y la naturaleza, combinado a la perfección en Kyoto, con unos templos que quitan el hipo de lo bonitos que son. Y tanto la modernidad como la tradición se entremezclan perfectamente en cada detalle, en cada lugar, en cada paraje de la tierra del Sol Naciente, te enamoras de ella en el mismo momento en que aterrizas con el avión, y cada día que pasa y cada sitio que vas conociendo nuevo este amor va creciendo más y más, es un amor sin límites, y significa que Japón te ha hechizado como me hechizó a mi.

Este es mi segundo gran viaje, pero el primero que he organizado al detalle por mi cuenta. Y desde luego, me enorgullezco. Os aseguro que a mitad de precio de lo que ofrecían las agencias y visitando muchos más lugares. A mi gusto y dando forma a mis sueños, haciéndolos reales con cada templo, santuario, barrio, población y ciudad conocido, dejándome siempre con la boca abierta y con una gran felicidad embargando todo mi ser.

Id al apartado de Japón para ver el detalle de mi viaje soñado convertido en realidad, y acordaros de ponerme vuestros comentarios!!


Pabellón Kinkakuji, en Kyoto. La belleza del templo dorado reflejado en el lago.